sábado, 25 de septiembre de 2010
Perú 1970
En el último partido de las eliminatorias para el Mundial de México de 1970, el 31 de agosto de 1969 nuestra selección se enfrentaba a la peruana. El equipo de Adolfo Pedernera debía ganar para clasificar, mientras que al seleccionado incaico un empate le servía para llegar a tierras aztecas. Argentina contaba con jugadores como Cejas, Perfumo, Albrecht, Marzolini, Brindisi, Pachamé y Yazalde. Estamos hablando de un equipo que contaba con grandes jugadores, consagrados en sus clubes, que ya habían jugado en el Mundial de Inglaterra de 1966 y donde muchos de ellos habían sido campeones de la Copa Libertadores de América. Pero el equipo peruano estaba conformado por su mejor generación futbolística, encabezada por el talentoso Teófilo Cubillas, un número 10 que hoy valdría muchísimo más que las mentiras que hoy vemos jugar en los mejores campeonatos del mundo.
Además de Cubillas, lo escudaban los Chumpitaz, Challe, Sotil, León y Cachito Ramírez. Y su técnico era el brasileño Didí, un tipo que sentía al fútbol como un juego donde el placer por el jugar bien era la máxima a la que debe aspirar cualquier jugador que tenga la número cinco bajo su suela.
El partido terminó 2 a 2 y la desazón enmudeció a toda la Bombonera. Ese equipo peruano manejaba muy bien la pelota, y aprovechó los espacios generados por la presión argentina para jugar de contra. Aunque Argentina perdió, el mundial iba a contar con un combinado de grandes futbolistas que tenían en sus pies una premisa: la de divertirse dentro del verde césped. Y esa idea la llevaron a México 1970.
En la copa del mundo, Perú quedó enrolado en el Grupo D junto a la impresionante selección germana (que luego terminaría tercera y donde jugaban unos muchachos que se llamaban Maier, Beckenbauer, Seeler y Müller), Bulgaria y Marruecos. En el primer partido el equipo de Didí la pasó muy mal con los eslavos. Perdían 2 a 0. Pero luego se dijeron a si mismos (o eso imagino) "¡Dejémonos de joder! Vamos a divertirnos un poco y a jugar más relajados, pero con actitud al mismo tiempo. ¡A darlo vuelta carajo!". Terminaron ganando 3 a 2, en una remontada histórica. El último gol fue de Cubillas luego de unas lindas paredes. El magnífico "10" peruano terminó su maniobra con un derechazo al palo izquierdo del arquero búlgaro que se "estiró esterilmente". Fue la mejor manera de terminar el encuentro. Dos días antes, un terremoto había asolado el Perú provocando la muerte de más de 100 mil personas.
En el segundo partido, el equipo se paseó con lujos frente al seleccionado de Marruecos. Le encajó un 3 a 0 a los africanos y se clasificó para los cuartos de final. Pero antes estaba el partido con los alemanes para dirimir el primer puesto del grupo. Fue un gran partido de la escuadra peruana, pero el "Tanque" Müller estuvo intratable esa tarde. Marcó 3 goles para el 3 a 1 final a favor de los germanos. Teófilo había descontado para el equipo de Didí.
Los cuartos de final prometían una tarde llena de goles y muy buen juego. Lástima el rival: el Brasil de unos pibes que jugaban "más o menos". Algunos nombres tales como Carlos Alberto, Jairzinho, Gerson, Tostao, Pelé y Rivelino, entre otros, aseguraban que no sólo te iban a marcar unos goles, sino que te iban a bailar un poquito. Pero Perú también tenía jugadores como para llenarle la canasta a cualquier equipo. Y le hizo partido el equipo del tal Teófilo. Tanto, que todavía hoy nos acordamos de la forma en que jugaban a pesar de que quedaron eliminados antes de las semifinales.
El resultado fue un 4 a 2 para los brasileiros. Había dos técnicos que pregonaban el jogo bonito. Partidazo y victoria para el equipo de Zagallo que los enviaba a jugar contra otra selección vecina: Uruguay. Pero esa es otra historia.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario